Plantas medicinales como el Espino blanco y el Olivo pueden resultar útiles para favorecer los niveles fisiológicos de tensión en todos aquellos casos en que no sea necesario el uso de medicamentos. El Espino blanco, del que se utilizan las sumidades floridas, ejerce una acción beneficiosa sobre la función cardiovascular, mientras que el Olivo, del que se emplean las hojas, ejerce una importante acción antioxidante.

Para prevenir y mantener controlado el exceso de grasas en la sangre, en aquellos casos en los que el médico considere que todavía no es necesario un tratamiento farmacológico, puede resultar de ayuda recurrir a la “sinergia funcional” de algunas sustancias naturales. La monacolina, contenida en el arroz rojo fermentado, Monascus purpureus, contribuye a mantener y/o reducir los niveles de colesterol endógeno; el concentrado total de Fenogreco ayuda a mantener y/o reducir los niveles de colesterol exógeno y endógeno y los niveles de triglicéridos.
Además las sustancias funcionales contenidas en el aceite de krill, como los ácidos grasos de la serie Omega-3, son útiles para mantener una normal función cardíaca; la colina, también presente en el krill, desarrolla una acción protectora sobre el sistema cardiovascular. Por último, el extracto liofilizado de Goji puede ayudar a reducir el estrés oxidativo, protegiendo las paredes de los vasos sanguíneos.
En cualquier caso, no se debe olvidar que ante la presencia de alteración del colesterol y/o de los triglicéridos, es siempre recomendable consultar al médico para conocer su opinión profesional sobre la necesidad o no de iniciar tratamientos farmacológicos.

El sobrepeso y la obesidad aumentan el riesgo cardiovascular y para la prevención de las enfermedades cardiovasculares se ha de mantener controlado el peso corporal y la circunferencia abdominal.
En la naturaleza existen muchas plantas ricas en componentes funcionales de acción específica que, en los regímenes de alimentación controlada y en sinergia con una actividad física regular, pueden resultar útiles para el control del peso gracias a sus capacidades para controlar la sensación de hambre, favoreciendo la adaptación a regímenes dietéticos hipocalóricos, o bien para incidir sobre la subida de las grasas y de la glucosa después de las comidas. Conviene recordar que el periodo después de comer es importante para la acumulación del peso corporal y, en general, para el buen funcionamiento del organismo.
Ya que si la alimentación es demasiado rica en carbohidratos de asimilación rápida (azúcares y dulces, pan y pasta no integrales, poca cantidad de legumbres, fruta y verdura) se produce un fuerte aumento del azúcar en sangre (glucemia) con un estímulo inmediato e intenso de la producción de insulina y consecuencias muy serias para la salud, especialmente por la acumulación de grasa. Este fenómeno puede contrarrestarse consumiendo preferiblemente alimentos ricos en fibra y, cuando haga falta, productos que contienen complejos de macromoléculas de polisacáridos, derivados de plantas medicinales como Glucomanano, Zaragatona, Lino, Malvavisco, Tilo y Nopal (Opuntia ficus indica).
La eficacia de estas sustancias se basa sobre todo en su capacidad (tomándolas antes de las comidas principales y con mucha agua) para formar en el intestino un gel que actúa sobre los azúcares, reduciendo su cantidad y la velocidad de absorción, normalizando así el pico glucémico posprandial y disminuyendo la sensación de hambre. Además, estas sustancias naturales también actúan reduciendo la absorción de grasas, disminuyendo la somnolencia posprandial, favoreciendo el tránsito intestinal y regularizando la consistencia de las heces.
Cuando se tiene sobrepeso, especialmente en los casos en que, aunque uno se esfuerce con constancia, es difícil controlar el peso, puede resultar útil también recurrir a sustancias naturales derivadas del Té verde, el Mate, las semillas de Uva, y el Cardo Mariano, que activan el metabolismo de las grasas a nivel sistémico. En concreto, nuevos estudios han evidenciado que estas sustancias, actuando en sinergia, además de ayudar a reducir la acumulación de grasas, desarrollan una acción antioxidante y favorecedora de la microcirculación; además, favorecen la función fisiológica del hígado, reduciendo la inflamación y la acumulación de grasas en él (esteatosis hepática).
Por otro lado, los complejos moleculares de Mate y el té verde estimulan a nivel central el metabolismo contrarrestando la inactividad física y mental debida al bloqueo metabólico.

Son imprescindibles una dieta y un estilo de vida saludables para prevenir el síndrome metabólico.
Productos sanitarios a base de sustancias naturales (por ejemplo, macromoléculas de polisacáridos) pueden ser útiles para reducir la cantidad de grasas y carbohidratos disponibles en el intestino y limitar su absorción creando una condición favorable para el reequilibrio de la flora bacteriana intestinal. Esto también permite una mejor utilización de los nutrientes por parte del hígado, promoviendo el reequilibrio de los principales parámetros metabólicos: azúcares en sangre, colesterol, triglicéridos y la circunferencia abdominal.